miércoles, 15 de abril de 2009

El niño Globo


Había una vez un niño que se llamaba Luisito y era un poco travieso. Un día que paseaba con su mamá vió a un niño con un globo muy grande, entonces quiso inflar un globo gigante. Por la tarde ya no jugaba al balón con sus amigos, ni veía los dibujos, lo único que hacía era inflar globos, pero no paraba de soplar hasta que reventaban.

Como se le acababan pronto los globos, le decía a sus papás que le comprasen más, y quería que fuesen más grandes y fuertes.

Susu papás fueron a una tienda de globos y le pidieron un globo especial. Cuando Luisito lo vió se puso muy contento y lo infló. Pero tanto sopló que el globo se hizo más grande que un coche, que una casa y llegó más alto que las nubes. Entonces Luisito dejó de soplar porque ya no tenía fuerzas y el aire del globo le entró por la boca. Ahora él era el globo y volaba por el cielo, pero cuando se quedó sin aire cayó al suelo. Le dolía mucho el culo por el golpe y no sabía donde estaba. ¡Había llegado a Venecia!.

A Luisito ya no le gustaban los globos, y si veía uno, escapaba.

Colorín, colorado, sopla que te sopla.

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