Érase una vez una hormiga muy presumida y muy mandona. Su casa estaba llena de peluches y de muñecas. Tenia un yacuzi y una piscina con chorros. Al dia siguiente se volvió buena y jugaron con ella.
martes, 2 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario