Vio cierta rana a un buey, y le pareciò bien su corpulencia. La pobre no era mayor que un huevo de gallina, y quiso, envidiosa, hincharse hasta igualar en tamaño al buey. ''Mirad, hermanas, decia a sus compañeras: - ¿Es bastante? -¿No soy aún tan grande como el? -No. -¿Y ahora? -Tampoco -¡Ya lo logre! -¡Aún estás muy lejos! Y el bichuelo infeliz se hinchó tanto que reventó.
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